Biología y mitología: ¿Enemigas o hermanas?
Si bien es cierto que la ciencia se basa cien por cien en la realidad y parte de esta para definirse así misma, encontramos cuando la estudiamos numerosas referencias a elementos irreales que nos hacen dudar si esta disciplina es completamente incompatible con "historias inventadas" como nos han hecho creer o si esta de verdad pueden llegar a ir de la mano, juntas y revueltas.
La realidad ante todo es que la mitología, sobre todo la griega, a veces acompaña a la ciencia de una manera muy cercana que puede llegar a sorprendernos. Inclusive pudiendo llegar a ser una segunda piel.
La pregunta que surge es: ¿por qué podemos decir eso? Bien, este interrogante es de fácil solución. En la biología -rama en la cual nos centraremos durante este post- tiene como una de sus bases clasificar a los seres vivos, para ello se les asigna un nombre, el nombre científico. Este nombre no es el sustantivo tal cual lo conocemos, no el típico "Juan" al que tanto estamos acostumbrados; sin embargo, podríamos establecer una especie de analogía a la que sí estamos acostumbrados para entenderlo. Todos nosotros tenemos como mínimo un nombre, ¿pero basta solo eso para poder identificarnos? Claro que no, de seguro habrá miles de personas con nuestro mismo nombre, de ahí que se haga necesario tener un apellido que nos distinga. En la ciencia pasa exactamente lo mismo, el nombre científico se basa en un conjunto de dos epítetos, el general que viene siendo el nombre, y el específico que sería como el apellido. Una vez aclarado este aspecto tan importante he de hacer una paréntesis para aclarar que los nombres científicos se escriben en latín.
Siguiendo con el hilo del tema, la mejor manera (normalmente) de nombrar a las especies es haciendo alusión a sus características, de modo que así tendremos una información previa aunque no sepamos nada de esta. Aquí es donde viene el papel elemental que juega muchas veces la mitología. Casi todos estamos más familiarizados con la mitología griega, relatos como el de la conquista de Troya o Hades y Persefone nos suenan cercanos y es por eso que pueden llegar a ser realmente útiles.
Aunque parezca difícil de creer la mariposa Esfinge de la Muerte Africana (Acherontia atropos) contiene un poco de misterio, veámoslo. Este peculiar lepidóptero con un nombre común tan siniestro recibe dicho nombre debido a que en su tórax hay una serie de manchas que desvelan una calavera. Esta peculiar mancha ha cubierto a esta especie con un "áurea" misteriosa que también afecta al nombre científico. Acherontia viene por Caronte ¿lo recuerdan? El famoso barquero que transportaba las almas hasta el Hades y atropos es el nombre de una de las moiras que salían en Hércules, cuyo papel era cortar el "lazo de la vida".
Pero para nuestra sorpresa no sólo nos encontramos unos pocos casos aislados en los que se convine ciencia con mitología griega sino que también con una especie de "mitología actual" por así decirlo. Me sorprendió escuchar que cierta especie de arácnido recibía el nombre de Iandumoema smeagol, este nombre se debe a que este animal al igual que el personaje suelo vivir en cuevas. Podemos hallar otro ejemplo como Gollumjapyx smeagol que al igual que la especie anterior comparte ciertos rasgos con Gollum. Por último tampoco podemos olvidar a Eriovixia gryffindori una pequeña araña cuya forma nos recuerda mucho al sombrero del mago Godric Gryffindor.
La pregunta que surge es: ¿por qué podemos decir eso? Bien, este interrogante es de fácil solución. En la biología -rama en la cual nos centraremos durante este post- tiene como una de sus bases clasificar a los seres vivos, para ello se les asigna un nombre, el nombre científico. Este nombre no es el sustantivo tal cual lo conocemos, no el típico "Juan" al que tanto estamos acostumbrados; sin embargo, podríamos establecer una especie de analogía a la que sí estamos acostumbrados para entenderlo. Todos nosotros tenemos como mínimo un nombre, ¿pero basta solo eso para poder identificarnos? Claro que no, de seguro habrá miles de personas con nuestro mismo nombre, de ahí que se haga necesario tener un apellido que nos distinga. En la ciencia pasa exactamente lo mismo, el nombre científico se basa en un conjunto de dos epítetos, el general que viene siendo el nombre, y el específico que sería como el apellido. Una vez aclarado este aspecto tan importante he de hacer una paréntesis para aclarar que los nombres científicos se escriben en latín.
Siguiendo con el hilo del tema, la mejor manera (normalmente) de nombrar a las especies es haciendo alusión a sus características, de modo que así tendremos una información previa aunque no sepamos nada de esta. Aquí es donde viene el papel elemental que juega muchas veces la mitología. Casi todos estamos más familiarizados con la mitología griega, relatos como el de la conquista de Troya o Hades y Persefone nos suenan cercanos y es por eso que pueden llegar a ser realmente útiles.

Pero para nuestra sorpresa no sólo nos encontramos unos pocos casos aislados en los que se convine ciencia con mitología griega sino que también con una especie de "mitología actual" por así decirlo. Me sorprendió escuchar que cierta especie de arácnido recibía el nombre de Iandumoema smeagol, este nombre se debe a que este animal al igual que el personaje suelo vivir en cuevas. Podemos hallar otro ejemplo como Gollumjapyx smeagol que al igual que la especie anterior comparte ciertos rasgos con Gollum. Por último tampoco podemos olvidar a Eriovixia gryffindori una pequeña araña cuya forma nos recuerda mucho al sombrero del mago Godric Gryffindor.
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Landumoema smeagol (MSc. Rafael Fonseca-Ferreira). |
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Gollumjapyx smeagol. (Foto: Universidad de Alcalá). |
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